Al parecer, el plan para una confrontación directa entre el ejército libanés y Hezbolá se ha convertido en un pilar fundamental de la agenda estadounidense-israelí, que ahora considera imposible atacar a la Resistencia sin provocar disturbios internos.
Por primera vez, los estadounidenses muestran un interés explícito en impulsar al ejército a una confrontación con la Resistencia, bajo el lema “imponer las decisiones del gobierno por la fuerza, no mediante el compromiso”.
Sin embargo, el presidente Joseph Aoun, el primer ministro Nawaf Salam y el comandante en jefe del ejército, el general Rodolph Haykal, ya han rechazado esta propuesta, dejando claro a los estadounidenses que la guerra civil no es un camino necesario para garantizar la seguridad de “Israel”.
En este contexto, la escalada del conflicto forma parte del aumento de las amenazas contra la Resistencia y marca la entrada del Líbano en una nueva fase de presión estadounidense-israelí sobre el Estado libanés y sus instituciones. Esto ocurre a pesar de que Tel Aviv reconoce su incapacidad para eliminar a Hezbolá tras haber agotado todos los medios posibles contra la infraestructura militar de la Resistencia durante el último conflicto.
Esta presión busca crear un clima interno favorable a sus demandas, bajo la constante amenaza de que “la alternativa es el colapso”. Se produce en medio de una división entre las principales fuerzas políticas: la primera, liderada por las Fuerzas Libanesas, exige que EEUU e Israel hagan todo lo posible por eliminar a Hezbolá, mientras que la otra considera que el costo de cualquier agresión es menor que el de una guerra civil que destruiría toda esperanza de un Estado estable.
La campaña estadounidense contra el jefe del ejército libanés y la visita de una delegación del Tesoro estadounidense a Beirut la semana pasada se enmarcan en este contexto, en medio del temor a que este endurecimiento sin precedentes de la postura estadounidense marque el fin del plazo dado al gobierno para resolver el problema de las armas.
Estos acontecimientos han coincidido con la escalada de la presión israelí sobre el terreno en los últimos días, dirigida contra lugares que “Israel” afirma albergan instalaciones de la Resistencia.
El objetivo es obligar al ejército libanés a someterse a las exigencias israelíes y cooperar con “Israel” mediante el registro de viviendas y propiedades privadas, enfrentándolo así a los habitantes de las aldeas del sur y presentándolo como un guardia fronterizo israelí. Esto pretende demostrar la incapacidad del comandante del ejército para implementar la orden de desarme y su supuesta “cooperación” con Hezbolá.
Este último punto fue publicado el miércoles por el periódico israelí Haaretz, que afirmó que “el ejército israelí ha observado cooperación entre unidades del ejército libanés y elementos de Hezbolá en las últimas semanas”, citando “el traslado de equipo de Hezbolá en vehículos militares y la introducción de equipo de ingeniería en instalaciones de Hezbolá, bajo la atenta mirada del ejército”.
Amenazas israelíes contra la aldea de Beit-Leef
Cabe recordar que el miércoles 19 de noviembre se registraron numerosos ataques israelíes, precedidos por una serie de advertencias dirigidas a viviendas en las aldeas de Shahur, Deir Kifa, Teir Falsay y Ainatha, que la ocupación considera «instalaciones militares».
Algunas de estas casas estaban habitadas, lo que obligó a sus residentes a evacuar precipitadamente.
Peor aún, durante la noche el “ejército israelí” publicó un mapa de la aldea de Beit Leef, afirmando haber localizado 31 emplazamientos y viviendas con instalaciones militares, sin emitir ninguna alerta de evacuación ni de bombardeo. Este anuncio desató el pánico entre los residentes.
Tras una solicitud del alcalde de Beit Leef, Izzat Hammud, las fuerzas del ejército libanés se desplegaron en la aldea, acompañadas por una patrulla blindada de la FPNUL.

Aunque circularon rumores sin confirmar de que el “ejército israelí”, a través del Comité del Mecanismo (responsable de supervisar el alto el fuego), había solicitado registros en varias casas de la aldea, fuentes bien informadas indicaron que el despliegue del ejército en Beit Leef tenía como objetivo «apoyar a los residentes y rechazar las amenazas y violaciones del enemigo contra las aldeas del sur».
Hicieron hincapié en la «negativa del ejército a ceder ante las exigencias del enemigo de registrar casas y propiedades privadas».
Contactos con la Embajada de EEUU
Mientras tanto, fuentes informaron al diario libanés Al-Akhbar que se están llevando a cabo contactos con la Embajada de EEUU en Beirut para aliviar las tensiones tras la cancelación de la visita del jefe del ejército a Washington. Añadieron que está prevista una reunión entre el presidente Aoun y el nuevo embajador de EEUU en Beirut, Michel Issa, para la próxima semana, y aclararon que «no ha habido ningún contacto entre Aoun y los enviados Thomas Barrack y Morgan Ortagus». Las fuentes indicaron que «Aoun tiene la intención de discutir con Issa la gravedad de la suspensión del apoyo al ejército libanés».
Source: Al Manar



